Oh, Jesús – tus palabras nos traen calor a mi corazón. Quiero seguirte aún cuando me persiguen por amor de tu nombre. Ayúdame a hacerlo.
Gran privilegio nos has dado de ser tus discípulos y representarte delante de esta generación. Ayúdame a tomar mi cruz y seguirte sin mirar hacia tras. Quiero ver milagros al mi alrededor. Ayúdame, como tus discípulos, a compartir con la gente, orar por ellos, predicar tu Reino y que se conviertan. Que vean los milagros de tu mano y se rindan a ti. Lléname de tu Espíritu para que al hablar, tu voz sea oída.
En tu nombre, oro.