Señor, quiero recibir de ti, y aún que desearía solo estar contigo, sé que me envías al mundo para ser embajadora tuya. En esta tarea, ayúdame a ser fiel, sabia, y buscar tu rostro a diario.
Si no recibo de ti, no tengo lo que dar. Ayúdame a, constantemente, estar llenando mi vaso para que pueda derramar en favor de los que necesitan.
Ayúdame a tener fe, aún que sea del tamaño del grano de mostaza. Al final, no importar el tamaño de mi fe, sino el tamaño de mi Dios. Lléname hoy de tu Espíritu Santo. Que pueda encontrar mi propósito a cada día.
*** Hoy, aún que sientas tener poca fe, presenta tus necesidades delante del Señor. Cree en el tamaño de nuestro Dios.