
La presencia de cada persona puede traer un ambiente más dulce o más desagradable. El buscar ser una persona que trae bendición con su presencia es una buena calidad.
Oremos que nuestros hijos puedan ser bendición donde estén, que a la gente le agrade estar con ellos por los buenos sentimientos que emiten. Eso es fruto de un corazón limpio y entregado a Dios. Oremos que ellos puedan encontrar esta paz de espíritu en Dios, y como consecuencia, lleven la bendición de Dios a dónde vayan.
«Bendito el hombre que confía en el Señor,
y pone su confianza en él.
Será como un árbol plantado junto al agua,
que extiende sus raíces hacia la corriente;
no teme que llegue el calor,
y sus hojas están siempre verdes.
En época de sequía no se angustia,
y nunca deja de dar fruto.»
Jeremías 17:7-8
“El Señor te bendiga
y te guarde;
el Señor te mire con agrado
y te extienda su amor;
el Señor te muestre su favor
y te conceda la paz.”
Números 6:24-26
Mt. 5.38-48; 7.12
27 Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.