
Bendeciré al SEÑOR en todo tiempo; su alabanza estará siempre en mi boca (Sal 34:1).
Puede que durante este reto estés pasando por momentos delicados. Puede que lo único que puedas entregar al Señor sean lágrimas. Te invito, por fe, agradecerle por este momento difícil, con la gran expectativa de cómo Dios utilizará este momento para bendecir, para enseñar, para moldearte en la persona que Él quiere ver en ti.
Puede que los sentimientos ni siquiera acompañen. La fe es dar un paso de obediencia aún que no lo entiendas o sientas. Este paso de fe te traerá paz y goza en medio de la tempestad.
Si estás en un momento favorecido, agradece por todas las veces que Él te ha ayudado a afrontar situaciones difíciles, dando la puerta abierta en el momento más oportuno.