
Me remito a un texto del libro El Cielo, que lo explica maravillosamente.
«Volverá entonces el polvo a la tierra, como antes fue, y el espíritu volverá a Dios, que es quien lo dio – Eclesiastés 12:7. En la muerte, el espíritu humano va la Cielo o al Infierno. Cristo describió a Lázaro y al hombre rico conscientes en el cielo y en el infierno inmediatamente después que murieron (Lucas 26:22-31). Jesús le dijo al ladrón en la cruz: «Hoy estarás conmigo en el paraíso (Lucas 23:43). El apóstol Pablo dijo que morir era estar con Cristo (Filipenses 1:23), y que estar ausentes del cuerpo es estar presente en el Señor (2 Corintios 5:8). Después de su muerte, los mártires son descritos en el Cielo, clamando a Dios para traer justicia en la Tierra (Apocalipsis 6:9-11).
Estos pasajes dejan claro que no existe cosa tal como «una alma que duerme», o un largo período de inconsciencia entre la vida en la Tierra y la vida en el Cielo. La frase «los que duermen» (1 Tes. 4:13 y otros pasajes similares) es un eufemismo para la muerte que describe la apariencia exterior del cuerpo. La partida del espíritu del cuerpo termina nuestra existencia en la Tierra. Nuestra parte física duerme hasta la resurrección, mientras que nuestra parte espiritual se traslada a una existencia consciente en el Cielo (Daniel 12:2-3. 2 Cor. 5:8)»
El Cielo, Randy Alcorn
Con esto texto queda muy claro un cambio de estado, pero nuestro espíritu, alma y consciencia continúan experimentando los resultados de nuestra elección de vida:
- Seguir a Cristo – Cielo
- Denegar o Ignorar a Cristo – Infierno
No existe una desaparición ni momentánea de quienes somos, aún que creo que los que NO se deciden por Cristo, desearían tener esta posibilidad no disponible.
Gracias, Jesús, por prover el Camino para pasar la eternidad en el cielo. Gracias por tu gran provisión. Hoy oramos por todos que que han llegado a tomar la decisión por Cristo todavía, que hoy sea el día de abrir sus corazones para tu amor, salvación, y la eternidad maravillosa a tu lado. En tu nombre.