
Me acuerdo de cuando era niña en Brasil. Había días en que las tormentas tropicales causaban una parada eléctrica durante la noche. Con eso nos vimos en la oscuridad y a la vez oyendo que llovía a cántaros afuera. La clave era encontrar las velas. Eran momentos de mucho miedo, en especial mientras teníamos que ir por velas, tropezando en muebles o juguetes por el suelo. Solamente era posible ver algo cuando los relámpagos cruzaban el cielo haciendo todo iluminado, aunque solamente por una fracción de minuto.
La luz es un tema muy tocado en la Biblia: Dios es luz, Jesús es la luz del mundo, nosotros somos luz cuando le tenemos a él en nuestro corazón. David conocía esta característica de Dios y le alaba por ello en este Salmo. El estar en Su presencia, le traía gozo y seguridad. Sabía que disfrutando de la cercanía a Dios y de su luz, si le iluminaria el camino delante de él.
Oremos para que la luz de Dios pueda iluminar nuestra vida, nuestro corazón y nuestro camino. Que nos acerquemos más y más de la luz, para vislumbrar nuestra condición, para ver rincones de nuestra vida que necesitan limpieza. Oremos que la luz nos pueda mostrar pecados escondidos para que los confesemos. Oremos para que tengamos dirección, disciplina y fuerza para buscar y permanecer cerca de Dios.
Puedes leer este salmo: https://www.biblegateway.com/passage/?search=Salmos+27&version=BLP