
Salomón hubiera podido pedir lo que fuera a Dios, pero pidió sabiduría. A Dios le agradó su petición, y con la sabiduría le dio riquezas y gloria. A Dios le agrada cuando buscamos la sabiduría.
Como todas las promesas, esta también viene con instrucción de vida: el temor del Señor, allí empieza la sabiduría. Cuando se dice temor, no queremos decir miedo. El temor a Dios es un respecto y devoción a Dios, un respecto profundo por sus caminos y manera de actuar. Con esta actitud de corazón empezaremos a alcanzar la sabiduría.
Este versículo va lado a lado con el siguiente:
Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
Santiago 1:5
Hoy oremos que el Señor nos de la sabiduría necesaria para actuar en las diferentes circunstancias que afrontamos.
Señor, venimos a ti para pedirte que nos enseñe a temerte, dándote toda nuestra adoración y devoción. Que nuestro corazón pueda aprender a respetarte como Dios único y que allí encontremos la sabiduría para las decisiones de la vida. Dame sabiduría, Señor, quiero honrarte con mis decisiones. En el hombre de Jesús.
Mara