
Jesús nos promete vida, pero no una vida corriente, nos promete una vida abundante. No es una vida sin problemas y dificultades. Es una en que nunca estamos solos. En la cima de la montaña nos llena de alegría – una alegría sin completa. En el valle, un consuelo y paz que no se puede explicar.
Esta vida Él nos quiere regalar. Y esto oramos para nuestros hijos. Que pronto en sus vidas decidan seguir a Cristo, recibiendo a esta vida tan abundante que nos ofrece.
Esto queda para nosotros, los papás: ¿hemos nosotros recibido a Jesús y manifestamos esta vida abundante? Es correcto que cuando vivimos esta vida delante de los otros, hacemos una invitación subliminal a las personas que nos cercan. Es importante que lo ejemplifiquemos delante de nuestros hijos. Oro por cada padre o madre que lee esto hoy. Nunca es tarde para tomar esta decisión. Hazlo hoy y empieza a vivir esta vida abundante.
Juan 10:10
El ladrón sólo viene para robar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que {la} tengan {en} abundancia.
Salmos 16:11
Me darás a conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra, deleites para siempre.
2 Corintios 5:17
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura {es}; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas.