
En uno de los despistes que ocurren a los papás, una tarde a ambos nos olvidó ir a recoger a nuestro hijo pequeño al colegio. Cada uno pensaba que el otro lo haría. Fue un gran susto cuando nos dimos cuenta de ello y ya se había pasado una hora o poco más de la salida. Fuimos rapidísimo al colegio para encontrar a mi hijo sentado en una escalera. Al llegar, nos vio y camino sin prisa hacia nosotros. No estaba enojado, asustado o impaciente. Intrigada, le pregunté si no había sentido miedo de que no íbamos a venir. Él calmamente me dijo: «No, papá dijo que vendría, y así era solo esperar un poco.»
Los niños nos enseñan grandes lecciones en la vida. Para mi hijo bastaba la promesa de mi marido que iba a venir. Era solo cuestión de tiempo. En este versículo, Dios nos promete «hacer todo» sea cual sea la situación en que nos encontramos. La instrucción para nosotros es entregarnos a Él y confiar en Él.
Hay algunas puntuaciones que me gustaría de hacer:
- confiar nuestro camino al Señor es entregar todo, 100% de nuestra voluntad para que Él nos moldee.
- esta entrega para que sea verdadera debe nacer de un relacionamiento de Padre e hija.
- el confiar es saber que su respuesta llegará y es todo cuestión de tiempo. Mientras espero, mi relación con mi Padre me llenará de paz, paciencia, gozo … (el fruto del Espíritu Santo)
- La respuesta es importante, pero aún más importante es el camino de la espera. En este camino conozco más a Dios y Él tendrá la oportunidad de incluso cambiar la dirección de mi petición.
- Él hará. Él hará su voluntad en mi vida, porque en mi camino de espera, he escuchado Su Voz. Hemos estado juntos, y tan juntos que nuestras voluntades se han fusionado y ahora nuestros deseos para mi vida son los mismos.
Hoy empezamos con tiempo de orar por las promesas de Dios. Se asume que esperar por sus promesas parte del punto que tenemos una relación de amor con Dios. Si es así, que este sea un tiempo de crecimiento.
Cabe que todavía no conozcas a Dios de manera personal. La Biblia dice:
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.
Juan 3:16
Es claro en este versículo que Dios hizo su parte dando lo que más amaba por ti y por mí, ha entregado a Su Hijo. El regalo ya nos ha sido ofrecido y cabe a cada una aceptar o rechazar tal regalo. Hoy te invito que creas en Él con tu mente y corazón. La fe te llenará el corazón y empezarás a entender todo con la luz de la presencia del Espíritu Santo. Si deseas seguir a Cristo hoy, haz una oración como esta:
Señor, gracias por enviar a tu hijo para morir por mí. Yo sé que soy pecadora y necesito un Salvador. Me arrepiento de vivir una vida alejada de ti, en pecado. Yo acepto este regalo precioso, te entrego mi vida y abro la puerta de mi corazón para que entres en él y allí hagas morada. Transforma mi vida, y haz de mí una nueva persona. En el nombre de Jesús. Amén.
Si has hecho esta oración, escríbenos y te enviamos una Biblia de regalo (oferta válida solamente para España). Estamos felices por ti.
Espero que este mes de confianza en las promesas de Jesús sea transformador en nuestras vidas. Estaremos yo y algunas invitadas especiales de Dulce Fragancia compartiendo nuestros versículos favoritos.
Mara